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La Vanguardia: Rumanía, un atractivo negocio de obra pública para constructoras españolas

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Autostrada Timisoara - Lugoj Lot 2, la capatul dinspre Sanovita, Foto: Captura YouTube
Autostrada Timisoara - Lugoj Lot 2, la capatul dinspre Sanovita, Foto: Captura YouTube

El Gobierno rumano pretende gastarse sólo en 2014 unos 8.000 millones de euros, el 6 % del PIB, en construir carreteras y otras infraestructuras. Un apetitoso pastel para las constructoras españolas, muy presentes en un país que aún debe luchar contra la corrupción y eliminar trabas burocráticas, publica el diarioLa Vanguardia.

Empresas españolas como FCC, Azvi, Comsa, Aldesa, OHL y Acciona tienen experiencia en Rumanía.

Desde 2007, cuando el país entró en la Unión Europea, estas compañías han ganado licitaciones en obra pública por valor de 2.500 millones de euros.

Comsa y Aldesa se adjudicaron en consorcio en 2013 un tramo de 21 kilómetros de autopista por 129 millones de euros, mientras que FCC ha logrado un contrato de ferrocarril por 218 millones y la licitación de una línea de metro de Bucarest por 267 millones.

Otro de los símbolos de las constructoras españolas es el puente de Calafat-Vidin sobre el Danubio, que conecta a Rumanía y Bulgaria, construido por Azvi y FCC.

Si el Gobierno rumano cumple sus planes de desarrollo de infraestructuras, el potencial volumen de negocio puede ser mucho mayor.

Rumanía cuenta sólo con 645 kilómetros de autopistas, 26 veces menos que España, aunque el país apenas tiene la mitad de su superficie.

Para salvar ese atraso en la red viaria, el Gobierno ha anunciado un ambicioso plan para construir casi 2.000 kilómetros de autopistas hasta 2020.

En 2014, espera poder inaugurar unos 100 kilómetros de vías rápidas y mantener luego un ritmo de 250 nuevos kilómetros al año.

Dentro de esa estrategia, que muchos critican como excesivamente optimista, el Ejecutivo ha licitado en los últimos tres meses 1.800 kilómetros de autovías.

Además, ha sacado a concurso público dos tramos de unos 160 kilómetros del ferrocarril del corredor paneuropeo que unirá Berlín con Estambul.

Los 8.000 millones que el Presupuesto rumano de 2014 destina a infraestructuras como carreteras, redes de metro y canalizaciones de agua, es más que todo lo invertido en este sector desde que el segundo país más pobre de la UE ingresara en el club comunitario.

Para financiar tanta obra, Bucarest espera poder terminar de absorber antes de 2015 los 4.500 millones de euros que los fondos europeos de cohesión asignan al capítulo de transportes para el periodo 2007-2013.

Para el periodo 2014-2020, Rumanía tendrá a su disposición otros 9.000 millones de euros llegados de la UE.

Los casos de corrupción y la falta de transparencia en el uso de ese dinero, han hecho que Bruselas haya liberado hasta ahora sólo un tercio de esa cantidad.

La autopista de Transilvania, que unirá Bucarest con Budapest, es un ejemplo de esa situación.

Uno de los ejes de comunicación más importante para la economía del país lleva una década paralizado por las irregularidades en la concesión de la obra.

La corrupción y el tráfico de sobres que acompaña a cada licitación provoca que construir un kilómetro de autopista en Rumanía cueste 6 millones de euros, tres veces más que en Bulgaria, otro país azotado por la corrupción.

De hecho, decenas de licitaciones están siendo investigadas por el Departamento rumano de Anticorrupción por presuntas irregularidades.

Un empresario de la construcción, que pidió que no se mencionará su nombre, explicó a Efe que los sobornos pueden llegar a suponer hasta un 25 por ciento del presupuesto de una obra.

„En el lenguaje de los constructores está lo que llamamos ‘mordida’, que significa el peaje que se tiene que pagar a un político”, contó este constructor.

Otro grave problema radica en lo prolongado de los procesos de licitación, retrasados constantemente por trabas administrativas y procesos de reclamaciones.

„Lo normal es que, desde que sale una licitación hasta que se adjudica, pasen unos cinco meses; en Rumanía se triplica el tiempo por las contestaciones”, indicó a Efe Sebastien Picaut, delegado de FCC en Bucarest.

Este ejecutivo opinó que „hay una guerra de contestaciones tremenda, que hacen que te puedan descalificar cuando eres el candidato idóneo”.

Las compañías españolas insisten en pedir una mayor seguridad jurídica para que los continuos cambios de Gobierno -siete ministros de Transportes en dos años y medio- no afecten a los proyectos.

Los empresarios lamentan que haya muchas concesiones que están paralizadas por problemas de regulación, procedimientos y corrupción, y que haya obras que salen a licitación tres o cuatro veces o quedan anuladas por las reclamaciones de competidores.

Picaut argumenta que la competencia por hacerse por proyectos en Rumanía es cada vez mayor entre empresas extranjeras, debido a la crisis económica en sus países de origen.

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