Bucarest paga caro el precio de la modernidad europea
Desde el centro de Bucarest se tarda unos 20 minutos en coche en llegar al barrio de Drumul Taberei, al suroeste, en el sector 6 de la capital rumana. A la entrada del barrio, una gran avenida que tenía tres carriles por cada lado ahora solo tiene uno. En medio, hay una gigantesca zanja. Las tuberías del gas han sido desviadas por la acera e invaden lo que antes era zona verde. El atasco está garantizado. Son las obras de la infraestructura más polémica de Rumanía, la línea 5 del metro de la capital. Las obras acumulan ya un mínimo de dos años de retraso y los vecinos no logran entender por qué. Los carteles en las vallas anuncian: “En 3 años, llegarás al centro en 3 minutos”. Pero en algunos de ellos, los vecinos han pintado un cero al lado del tres, que hace un efecto verdaderamente cómico: “En 30 años…”, publica el diario El País.
Drumul Taberei es un barrio construido en los años setenta que alberga una clase media trabajadora de Bucarest. Tiene fama de buena zona para tener niños, con muchas callejuelas sin tráfico, plazoletas interiores, parques y tranquilidad entre medias de bloques de ocho pisos con mucho pequeño comercio. Pero no tenía metro. Hoy es zona de guerra y también el ejemplo del aprendizaje en el que está metido Rumanía para que los problemas de esta obra no se repitan en otras.
La obra fue adjudicada por 267 millones de euros en 2010 a un consorcio de la española FCC, la italiana Astaldi y dos empresas rumanas. Se trataba de construir 6,1 kilómetros de metro, con nueve estaciones, además de una conexión con otra línea. En principio, lo iban a pagar el Banco Europeo de Inversiones y el Estado rumano. Pero Rumanía dejó sin asignación presupuestaria las obras en 2011 y 2012. Ese año, llegaron a pararse por completo los trabajos durante meses, con las zanjas ya abiertas, para asombro ciudadano. El plazo inicial para los trabajos era de dos años y medio y ya va para cuatro y medio. Gracias a que la UE hizo una excepción y aceptó financiar un 60% con fondos europeos, los trabajos se pudieron retomar. Para entonces, el retraso y las molestias habían indignado a todo Bucarest.
Los problemas de regulación excesiva, de burocracia y de corrupción han hecho que Rumanía haya sido, desde la entrada en la UE en 2007, el peor país en absorción de fondos europeos, es decir, en gastarse lo que le da la Unión en programas de modernización. En el anterior ejercicio presupuestario (2007-2013) tuvo disponibles hasta 30.000 euros en distintas áreas. Para 2012 solo había conseguido gastarse el 11%, y esa cifra era el doble de todos los años anteriores. En 2013, consiguió multiplicarla hasta el 33%. Entre medias, ha habido un duro aprendizaje que debería notarse en el siguiente ejercicio (2014-2020), que está aún en negociación pero que tendrá alrededor de 40.000 millones. Esa adaptación de la burocracia postcomunista a la burocracia europea tuvo su momento más duro cuando, a mediados de 2012, la UE cortó durante varios meses la transferencia de fondos europeos por deficiencias inaceptables en su gestión.
„¡Esto con Ceaucescu se habría hecho en tres meses!”, clama un taxtista en el atasco
Dos años de retraso y tres con una zanja abierta gigantesca puede que no parezcan tanto tiempo. Desde luego, no para un madrileño. Pero esta es la primera gran obra que se hace en Bucarest en democracia. En infraestructuras, democracia son procedimientos, normas, presupuestos, controles, alegaciones. Es la primera obra desde que el dictador comunista Nicolae Ceaucescu (1965-1989) ordenara derribar barrios enteros para construir avenidas. Los habitantes de Bucarest no habían visto nunca la obra civil en acción al modo europeo. Algunos incluso echan de menos lo expeditivas que son las obras en las dictaduras: “Con Ceaucescu, esto se habría hecho en tres meses”, dice un taxista, sin valorar el precio en derechos humanos oculto en esa afirmación. Al final, como en todas partes, la bofetada se la lleva el primer ministro: “¡Ponta es un mentiroso!”, clama, indignado con el atasco que padece cada vez que entra y sale de Drumul Taberei.