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El escándalo de las ambulancias en Rumanía

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Ambulante la tragedia din Colectiv, Foto: Hotnews
Ambulante la tragedia din Colectiv, Foto: Hotnews

El escándalo entre los ministerios de Sanidad e Interior sobre la compra de nuevas ambulancias nuevas ha provocado la intervención del primer ministro Sorin Grindeanu: De todas maneras, ahora no hay dinero para adquirir 3.000 ambulancias. El jefe del Ejecutivo espera, sin embargo, encontrar fondos en la rectificación de los presupuestos el próximo mes de julio. Para zanjar las discrepancias el ministro de Sanidad, Florian Bodog, y el jefe del Departamento para Situaciones de Urgencia, Raed Arafat, se reunirán este miércoles con Grindeanu tras días de continúas diatribas.

“Espero soluciones por parte de las personas con las que me voy a reunir; en primer lugar, sobre la financiación porque ahora mismo en el presupuesto no hay dinero para adquirir estas ambulancias”, señaló el primer ministro.

“No hay sitio para el orgullo puesto que hablamos de la salud de las personas”, prosiguió Grindeanu, quien subrayó que debe encontrarse una fuente de financiación lo antes posible.

La polémica comenzó cuando Bodog anunció que cerraría la actual licitación para comprar nuevas ambulancias que inició IGSU (Departamento para Situaciones de Urgencia) y que se debía llegar a un nuevo acuerdo entre los ministerios de Sanidad e Interior, lo que significa que se abriría otro proceso de adquisición.

Arafat lamentó esta decisión al considerar que se empezaría a recibir las primeras ambulancias a mediados del próximo año: “Que asuman la responsabilidad aquellos que firmen el protocolo entonces cuando mueran personas porque no tenemos suficientes ambulancias”.

Bodog, por su parte, precisó que el ministerio espera que a finales de este año lleguen las primeras ambulancias y pidió que no quiero volver a escuchar en la televisión que mueren pacientes porque no disponemos de vehículos de atención médica.

El ministro alegó que IGSU selló un acuerdo en base a una ley de adquisición pública que se cambió en 2016.

“Estamos cada vez más cerca de lo que se puede imaginar del día en el que la población, con razón, reprochará el fallecimiento de un paciente porque una ambulancia de urgencia no llegó a tiempo por un problema técnico del vehículo o porque el equipamiento medico no ha funcionado”, advirtió Arafat.

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