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Los "huérfanos de Europa"

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En Europa del este, muchos niños y adolescentes viven sin sus padres a causa de los altos niveles de desempleo en sus países, que obligan a los adultos a emigrar. Nuevas leyes de la UE podrían mejorar esta situación. A sus 18 años, la moldava Oksana Hemei ya está acostumbrada a vivir sin sus padres, aunque ello no significa que le duela menos. Apenas tenía tres años, cuando sus padres dejaron el país en busca de trabajo. Su madre la dejó a cargo de su abuela. “Era demasiado pequeña para entender que mi madre no se iba por gusto”, admite la joven. Su madre sigue trabajando a día de hoy en Israel, donde cuida de los niños de otra familia, publica la cadena de televisión publicaDW.

Oksana no es un caso aislado: en el este de Europa, muchos niños crecen igual que ella, sin padres. La prensa internacional ha apodado a las personas como ella los “huérfanos de Europa”. Según estudios, en la República de Moldavia actualmente más de la mitad de los niños se crían sin su padre o madre en algún momento de sus vidas. El total de niños afectados en los estados de la UE está entre 500.000 y un millón, según cálculos de ONGs, especialmente en Rumanía, Bulgaria y Polonia. En Ucrania, Cáritas habla de hasta nueve millones de “huérfanos de Europa”.

Un patrón común

Oksana chatea por Skype con su madre todos los fines de semana.

Las historias familiares son casi siempre parecidas: la mayor parte de los casos se dan en países con altos niveles de desempleo. El dinero que ganan los padres en sus países natales no es suficiente para mantener a la familia o asegurarles un futuro, de modo que siguen el camino ya andado por muchos antes que ellos: emigran a otros países para trabajar en granjas, obras de construcción, clínicas o casas particulares. Muchos de ellos van a parar a estados miembros de la UE, y a menudo viven allí de forma ilegal. Los niños, entretanto, se quedan atrás, a cargo del otro progenitor, de los abuelos, de conocidos, o solos.

Según los expertos, se trata de una catástrofe social. “Es un trauma para un niño el perder a sus padres cuando estos siguen vivos”, dice el psicólogo Ian Feldman, que ha trabajado en un estudio sobre las consecuencias de la emigración masiva de Moldavia. “Los niños sienten una falta de afecto. Buscan esa cercanía en otros adultos, y desafortunadamente, hay quien se aprovecha de ello”, añade el psicólogo. Según sus cálculos, hasta un 10 por ciento de los huérfanos moldavos han sufrido de abusos sexuales. Según sociólogos, estos niños también son víctimas a menudo de falta de cuidados médicos, de mala alimentación, de depresiones, y suelen tener problemas en la escuela.

¿Cuestión de legislación?

Los „huérfanos de Europa” suelen tener problemas en la escuela.

La República de Moldavia llegó a un acuerdo de asociación con la Unión Europea a finales del pasado mes de noviembre en Vilna, capital de Lituania. Con ello, el país espera nuevos impulsos para su débil economía, y una mejora de la situación de los “huérfanos” gracias al nuevo tratado de libre comercio y la posibilidad de viajar sin visado.

En el país vecino, Rumanía, los efectos positivos de su adhesión a la UE son motivo de controversia. La libertad de movimiento y el mejor acceso al mercado laboral han desencadenado una nueva ola de emigración, sobre todo hacia España e Italia. A pesar de ello, Victoria Nedelciuc, socióloga y experta en migración de la Fundación Soros, en Bucarest, se muestra convencida: al pasar a ser estado miembro de la UE, la situación de los “huérfanos” ha mejorado. “Los rumanos pueden ahora moverse libremente por Europa. Pueden visitar a sus hijos más a menudo, los precios de estos viajes han bajado, y por ello ahora también pueden visitar los hijos a sus padres en el extranjero”, dice Nedelciuc. Además, recuerda, gracias a esta libertad de movimiento, muchas familias han logrado traerse a sus hijos a su nuevo país de residencia.

No obstante, Europa podría hacer más por el bienestar de estos niños. Por ejemplo, una aplicación a nivel europeo de la directiva de Bruselas del derecho a la reagrupación familiar. Según Nedelciuc, así se podría evitar que los emigrantes se rindieran ante la montaña burocrática a la que se tienen que enfrentar a la hora de traer a sus hijos de países terceros. “Una armonización de la legislación familiar en la Unión Europea sería un buen primer paso”, dice Nedelciuc.

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