El puente de la democracia que acerca a Rumanía y Bulgaria
Los primeros ministros rumano y búlgaro, Victor Ponta y Plamen Oresharski, inauguraron hoy el puente segundo sobre el Danubio, construido por la constructora española FCC, con el que ambos Estados balcánicos estrechan lazos que ayuden a “fortalecer a Europa”.
“Se abren las puertas, conectan a las personas y fortalece a Europa”, precisó Oresharski ante 200 personas que se desplazaron a la flamante infraestructura, que enlazarán las ciudades rumana de Calafat y búlgara de Vidin.
“Este puente nos hará trabajar de manera más eficiente a los dos países”, dijo su hómólogo rumano, quien destacó la importancia comercial que supondrá la apertura de esta plataforma y animó a que se siga invirtiendo para mejorar las infraestructuras entre Bulgaria y Rumanía.
Por su parte, el comisario europeo de Desarrollo Regional, Johannes Hahn, señaló que el nuevo puente es una „fuerte señal de la cooperación europea”.
La Comisión Europea aportó 106 de los 282 millones de euros que costé construir este nuevo puente sobre el Danubio, según un comunicado de prensa de la institución comunitaria.
FCC construyó el puente y la vía ferroviaria con un coste aproximado de 225 millones de euros, mientras que el acceso a la plataforma se hizo a cargo de la también constructora española, Azvi, que llegó a costar 68 millones de euros.
El subdirector de FCC Construcción, Javier Lázaro, destacó la innovación como salida para superar las complicaciones que suponen construir un puente que presenta “grandes dificultades” naturales por el enorme caudal del Danubio.
El puente, que formará parte del Corredor Pan-europeo IV que enlace Dresde (Alemania) con Estambul (Turquía), dispone de cuatro carriles, una vía ferroviaria sencilla, un carril bici y dos aceras para peatones, que “empujará a aumentar la actividad económica de la zona, que se comunicaba hasta ahora a través de un ferry.
El puente, que será gestionada por una sociedad mixta rumano-búlgara, tendrá una tarifa de tránsito de 6 euros, de los que el 83% de los beneficios se marchará al lado búlgaro y el resto a la parte rumana.
Según las estimaciones del Gobierno de centroizquierda rumano, se prevé que circulen más 100.000 vehículos por año a lo largo de los 1.971 metros de longitud.
Esta infraestructura constituye el segundo puente entre los dos países a lo largo de sus 500 kilómetros de frontera a través del Danubio, después de que quedaran conectados en 1954 con una pasarela entre Ruse y Giurgiu.
El proyecto y sus accesos contaron con fondos europeos para su ejecución; en concreto, con recursos a fondo perdido del denominado Instrumento de Política Estructural de Preadhesión, y con financiación del Banco de Inversión Europeo (BEI).
Según datos de FCC, alrededor de 600 personas han trabajado para su ejecución.