Nastase, de la cumbre política rumana al abismo de la corrupción, excluído de la carrera de abogacía
„Cada uno tiene su cometido. Todos unidos ¿cómo podríamos dudar del éxito?”, exclamó Nicolae Titulescu, uno de los más respetados ministros rumanos del periodo de entreguerras. Estas palabras reflejan el credo del exprimer ministro, Adrian Nastase, desde su fracaso electoral que le dejó apartado de la esfera política que había acaparado de manera obsesiva durante su mandato (2000-2004) y entrara al mundo de la blogosfera.
Nastase, que intentó suicidarse con un tiro a la cabeza para evitar su detención por una condena de dos años a prisión por corrupción, jugó un rol imprescindible en la historia de la Rumanía postcomunista: la adhesión a la OTAN y la Unión Europea. Además, creó el actual Departamento Nacional Anticorrupción (DNA), quien precisamente lo ha llevado a sentarse en el banquillo ante un tribunal. Hasta Basescu llegó a reconocer su inteligencia política, la que causó el derrocamiento de Nastase como persona.
Tras el dictamen de la Corte Suprema, una multitud de periodistas rodeaba su residencia de Bucarest a últimas horas de la noche para conseguir la primera instantánea del exdirigente esposado. Pero un fuerte ruido de arma sorprendió a los profesionales de la comunicación generando una gran confusión. Los dos agentes que se desplazaron a la vivienda se habían abalanzado sobre Nastase cuando este pronunció lo que suponía que serían sus últimas palabras: „Siento que tengan que asistir a esto”. Inmediatamente, tuvo que ser intervenido a causa de unas heridas en la yugular. „No ha tenido lesiones vitales, nos preocupa más su afección cardíaca; es un milagro que no haya sufrido un infarto”, explicó el cardiólogo Serban Bradisteanu.
Amante de la caza y coleccionista de cuadros, el exmandatario se emborrachó de tanto poder durante su mandato que empezó a ignorar los principios democráticos. Ensalzó su soberbia y expandió la lacra de la corrupción en el país balcánico, el tercero más corrupto de la UE tras Grecia y Bulgaria, según Transperency International. El hombre que lo promovió a la primera línea política, el expresidente Ion Iliescu, le colgó la etiqueta de „El arrogante”, aunque ya era conocido por entonces como „atotputernicul” (el todopoderoso).
En el momento más apoteósico de su carrera política, Nastase se enfrentó al actual presidente, Traian Basescu, a quien acusa de hallarse detrás de su condena. En las elecciones presidenciales, el exlíder socialdemócrata sucumbió ante su rival al quedarse inmóvil cuando el jefe de Estado lanzó una pregunta en un debate televisivo: „¿Qué maldición tiene el pueblo rumano cuando debe elegir a dos excomunistas?”
Nastase, de 63 años, abusó de su cargo mediante el simposium Trofeo de Calidad de Construcción, en el que recaudó 1,6 millones de euros para financiar la campaña electoral de 2004. Esta sentencia, sin duda alguna, envía una señal positiva a los ciudadanos y a Bruselas, puesto que el fracaso de la lucha contra la corrupción ha impedido a Rumanía que ingresara al espacio Schengen. „Se trata del día en el que mi generación cree de nuevo que se puede”, contó Ion Popa Vlad Mixic, un joven periodista.
„Los jueces ya no tendrán reticencias para aplicar castigos ásperos en los casos de corrupción”, precisó el fiscal de la DNA, Daniel Morar, quien ha asegurado que seguirán produciéndose altas condenas ejemplares.
El actual primer ministro, Victor Ponta, consciente de la independencia de algunas instituciones, lanzó un contraataque al modificar normas que permitan colocar a personas cercanas a su partido, lo que ha provocado muchas críticas de los medios de comunicación.