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Exorcismo en Rumanía

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Dupa dealuri, Foto: Mobra Films
Dupa dealuri, Foto: Mobra Films

Cristian Mungiu tiene alma de periodista. Lo fue en los últimos años del régimen de Ceaucescu, y esa vocación sigue alimentando su carrera como cineasta. No es casual, pues, que se fijara en una noticia que, en 2005, reventó las primeras planas de los periódicos rumanos, un exorcismo en un monasterio moldavo que acabó con la muerte de una chica, relata el diario español La Razón.

«Contacté con una periodista de la BBC que investigó el caso, y que publicó dos novelas de no-ficción inspiradas en él», explica. «No me interesaba tanto el lado morboso o sensacionalista de la historia como la objetividad de la mirada de esos libros. Para mí lo más importante era no juzgar, no victimizar ni culpabilizar. El cine es de los espectadores».

Hasta treinta tomas Tanto «Más allá de las colinas», que ganó el premio al mejor guion y a la mejor actriz exaequo en el último festival de Cannes, como «4 meses, 3 semanas y 2 días», Palma de Oro, trabajan esa mirada objetiva desde el plano fijo en tiempo real. «No es fácil para los actores», admite Mungiu. «Deben encontrar el ritmo de sus diálogos en el rodaje. Tiramos de muchos metros de película, a veces hacíamos treinta tomas. Es cansadísimo para ellos».

La objetividad, claro, no existe. Mungiu es consciente de que imprime un punto de vista sobre la intolerancia y el fanatismo, y que sus enseñanzas pueden extrapolarse a una sociedad que aún intenta superar el clima de desconfianza y represión impuesto por el régimen de Ceaucescu. «Es la cruz de la Nueva Ola de cine rumano, y por extensión, de cualquier cinematografía que haya nacido después del fin de un totalitarismo», reconoce, resignado, Mungiu.

«No es la intención de „Más allá de las colinas”. Procuré siempre que, desde el guión, se notara que diferencio entre la iglesia como institución religiosa y el componente supersticioso de la religión. Y que la historia trata de cómo la fe surge de la convicción de que se está haciendo lo correcto, incluso cuando eso supone torturar y matar a una persona».

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