"Te aven baxtale, rromale", celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano
Desde la ciudad de SIBIU, situada en el centro de Rumanía, donde los gitanos superan el cinco por ciento de la población, donde estoy participando activamente en la celebración del VIII Congreso Mundial de la Unión Romani, os deseo a todos los gitanos de España, hoy que en el mundo entero estamos celebrando nuestro Día, que seáis felices. Ya sabéis que con esta fórmula nos saludamos los gitanos de todo el mundo cuando nos vemos: „Te aves baxtalo” si es un hombre, „Te aves baxtali” si es una mujer.
Ayer empezamos el Congreso. La mañana transcurrió de forma muy protocolaria. Se trataba de la ceremonia de inauguración. En un salón presidido por una enorme pancarta donde aparecía dibujada la bandera gitana, flanqueada por las banderas de Rumanía y de la Unión Europea, más de doscientos delegados de todo el mundo escuchamos discursos e himnos propios del acontecimiento.
Nos acompañaron autoridades nacionales y regionales. Políticos de primera línea entre los que estaba el enviado especial del Primer Ministro, así como Diputados nacionales, europarlamentarios, y otras personalidades del campo de la ciencia, la cultura y la economía. Con especial emoción cantamos el Gelem, Gelem y escuchamos puestos en pie el himno oficial de Rumanía.
La mañana terminó con un vibrante discurso del Presidente saliente de la Unión Romani Internacional, Stanislaw Stankiewicz, quien puso de manifiesto el intenso trabajo desarrollado por la organización en unos años especialmente difíciles. Los nombres del expresidente de Francia, Nicolás Sarkozy y de Italia, Silvio Berlusconi, junto al de los líderes de los partidos racistas de extrema derecha de Grecia y de Hungría fueron especialmente criticados por nuestros máximos representantes.
Pero antes fuimos a arrojar flores al rio Cibin que es un afluente del Olt que atraviesa de norte a sur la ciudad de Sibiu. Las mujeres gitanas asistentes al Congreso estaban radiantes. Pocas veces he visto a lo largo de mi vida tanto colorido en sus faldas airosas, en sus mantillas terminadas en pequeños flecos que irremediablemente me recordaban las que lucía mi abuela María o mis tías en la lejana provincia de Cádiz. Hoy dominaba el color rojo pespunteado con hebras doradas. Todas se cubrían la cabeza con ligeros pañuelos de muselina de seda o gasa de organdí. Pañuelos tan maliciosamente colocados sobres sus cabezas que nos les impedían enseñar sobre sus frentes el nacimiento de sus cabellos y tras una breve interrupción retenida por unas artísticas horquillas, la exuberancia de sus cabellos largos y negros como la endrina.
Me sorprendió que ellas no arrojaran al río pétalos de flores como hacen las gitanas españolas. Estas gitanas rumanas lanzaron a las aguas pequeñas coronas de flores. Tal vez fueron cuarenta o cincuenta coronitas que siguieron la corriente con mayor sosiego y solemnidad que las alegres y ligeras florecillas que atropelladamente se sumergen en el agua camino de una libertad que para ellas no termina nunca.
Fuimos al río en manifestación. Ocupamos un carril de una autovía lo que obligó a los coches a aminorar su velocidad y efectuar un pequeño repliegue. Pero todo transcurrió sin incidentes de ningún tipo. La policía rumana, unos tipos fuertes como robles, nos escoltaron en todo momento y nos protegieron. Por cierto, un ciudadano gadchó (no gitano) pasó junto a mi con un perro enorme de la raza Rottweiler, y aunque lo llevaba con bozal y cogido con una correa, el pobre animal parece que no me miró con buena cara. Uno de los policías se percató de la circunstancia y le dijo al dueño del perro que se apartara de nosotros y se fuera al arcén opuesto de la autovía. El ciudadano obedeció a regañadientes, pero el perro se negaba a apartarse de nuestro lado. Parecía que quería ser uno más de la manifestación. En ese momento un policía grande como una torre cogió al perro en brazos y arrastrando a su dueño los condujo fuera de nuestra trayectoria.
Hoy continúa el congreso durante todo el día. Posiblemente se modificarán algunos artículos de los Estatutos y se diseñarán las políticas a seguir en materias tan diversas como la educación, la cultura, la formación profesional, la lucha contra la marginación y la defensa de los derechos humanos tantas veces violados en nuestros hermanos de los paises del centro y del este de Europa. Al final de la jornada se procederá a la elección de un nuevo Presidiun, que así llamamos los gitanos al órgano máximo de dirección de nuestra organización y a los miembros del Parlamento Romanó que es algo así como el órgano que entre congresos regula y aprueba las decisiones de los partidos políticos.
Asistir, amigos, a una reunión como esta es recibir una inyección de entusiasmo y de fe en los objetivos que perseguimos. Aquí hay gitanos muy jóvenes junto a otros que ya no lo somos, pero que se sienten parte de una misma familia con la que comparten ideales e ilusiones. A nuestro Congreso asisten algunos „gadché”, pero no deciden y, por supuesto, no votan. Son personas queridas y respetadas por la comunidad pero que han entendido que su papel no es el de ocupar el lugar de dirección y representación que por lógica corresponde a los gitanos. Lo que ocasiona un entendimiento perfecto y una eficacia sobredimensionada de los trabajos realizados.
Pero hoy es el día mundial de los gitanos. Catorce millones de personas en todo el mundo laten al unísono diciendo „upre rroma” (viva los gitanos) que es una forma de autoafirmación para superar los momentos difíciles de racismo, persecución y ataques a nuestra dignidad que estamos padeciendo en buena parte de Europa.
Te aven baxtalé, romalé. Te aven baxtale, le gadchenge (que seais felices, gitanos. Que seais felices, señores que no lo sois) Te del tumenge o Baro Devel but, bax, sastipe thaj losh ande tumare famila.(Que el Gran Dios os de a vosotros y a vuestras familias mucha suerte, mucha salud y mucha alegría)
Juan de Dios Ramírez-Heredia
Presidente de Unión Romani