La desastrosa política del precio de los carburantes en Rumania pasa factura al Gobierno
El Gobierno rumano, en su afán por aumentar la recaudación de impuestos, ha centrado gran parte de sus esfuerzos en los últimos años en el aumento constante tanto de los precios de venta al público de combustible como de los impuestos directos a las gasolineras por cada litro de combustible vendido.
De este modo, comparando los meses de junio 2009 con junio 2014, observamos que el precio de venta del litro de combustible diésel ha aumentado desde los 3.52 leis a los 6.30 leis actuales (casi un 80% de incremento del precio por litro en 5 años), mientras que los impuestos que recaba el gobierno por cada litro de gasolina han subido de algo menos del 40% al 55% del precio final de venta.
Sin embargo, los datos económicos del último trimestre echan por tierra las previsiones del Gobierno, que tras incrementar en una media de 7 céntimos el litro de carburante el pasado 1 de Marzo, esperaba aumentar la recaudación de impuestos sobre carburantes en 500 millones de euros en 2014.
La realidad de los datos del segundo trimestre del año muestran que el consumo de combustible tras este último aumento de precios ha bajado considerablemente, mayormente debido a que las principales compañías de transporte con actividad internacional han decidido dejar de utilizar las gasolineras rumanas para aprovisionarse de combustible, cambiándolas por las de países vecinos como Bulgaria, Serbia, Hungría o Ucrania.
En cuanto al consumo por parte de los vehículos particulares, en zonas fronterizas ya se han detectado prácticas de cruzar las fronteras para rellenar el depósito en países vecinos. Así, la prensa local de Iasi recoge que centenares de vehículos cruzan a diario la frontera con la República de Moldavia para llenar el tanque de combustible, lo que puede llegar a suponer un ahorro de hasta 150 leis (unos 35 euros) por llenado en comparación con hacerlo en Rumania.