Rumanía vota tras cuatro años de crisis y primeros síntomas de recuperación
Rumanía celebra el próximo domingo unas elecciones generales marcadas por cuatro años de crisis económica y duras políticas de austeridad que provocaron una inestabilidad política sin precedentes este año, aunque su economía parece finalmente estar levantando cabeza.
El acuerdo para un préstamo de 20.000 millones de euros firmado en 2009 con el Fondo Monetario Internacional (FMI) obligó a Bucarest a reducir los salarios en el sector público un 25 % y aumentar el IVA del 19 al 24 %.
Éstas y otras medidas draconianas desencadenaron las mayores movilizaciones sociales en el país balcánico desde la caída de la dictadura comunista de Nicolae Ceausescu en diciembre de 1989.
Con la llegada al poder en mayo del nuevo primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta, la economía rumana se estabilizó pese a que hubo momentos de incertidumbre por la crisis política que terminó con el infructuoso referéndum sobre la destitución del presidente, el conservador Traian Basescu.
Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea (UE), salió este año de la recesión al crecer un estimado 0,9 % en 2012 y para el año próximo se prevé una tasa positiva del 2,5 %, según los recientes pronósticos del FMI. Bucarest anuncia además una reducción de la tasa de paro hasta el 7 % en 2014, mientras que el salario medio neto rozará los 350 euros mensuales, uno de los más bajos de la UE.
El FMI señala que la perspectiva de crecimiento económico en 2013 es „moderada”, debido no sólo a la situación de una agricultura golpeada por la sequía, sino también por la baja absorción de los fondos europeos y los atrasos de las reformas estructurales.
„Acusamos una mala absorción por el mal funcionamiento de la administración pública, las redes de clientelismo y la corrupción”, explicó el economista Daniel Daianu.
El académico señaló que atraer más fondos comunitarios no solucionará los problemas de desarrollo del país, ya que ese dinero no es suficiente. „Incluso a nivel europeo, las políticas no están a la altura.
La Política Agrícola Común no es suficiente. Existen problemas de diseño institucional e internos”, precisó el economista. La UE había concedido a Rumanía unos 34.000 millones de euros para el período 2007-2013, de los cuales sólo ha captado 3.970 millones de euros hasta ahora.
El organismo internacional, por su parte, advierte de que las inversiones representan la „clave” del crecimiento económico. En todo caso, las autoridades rumanas reconocen que sus previsiones económicas dependen del impacto de la crisis de la zona euro, ya que son los principales socios del país balcánico.
„Si se piensa que se crecerá sólo con las inversiones extranjeras y el ahorro interno, entonces el pronóstico no es bueno. Se necesita capital y tecnología que no tenemos”, alertó recientemente el gobernador del Banco Nacional de Rumanía, Mugur Isarescu.
„Mantener la divisa nacional ha dado al país la suficiente flexibilidad para establecer tasas de interés, controlar la liquidez y permitir que la moneda se depreciara para ayudar a controlar el déficit”, agregó el guardián de la política monetaria.
Uno de los sectores más atractivos es el campo, con terrenos llanos, con una alta capa freática y baratos. Por eso, inversores de todo el mundo, incluyendo españoles, argentinos y uruguayos, se han desplazado Rumanía para adquirir parte de los 15 millones de hectáreas de tierras cultivables.
El país balcánico pretende convertirse así en un nuevo granero de Europa, tras colocarse en 2011 como segundo mayor productor de maíz y cuarto de trigo de la UE. La cosecha de cereales ascendió a 20,8 millones de toneladas en 2011, un 24 % más con respecto a 2010.
Y eso que la productividad media por hectárea es dos veces menor a la de Francia o Alemania, lo que indica el enorme potencial de mejora que tiene este país.