El excomandante de una cárcel comunista en Rumanía rechaza acusaciones de crímenes contra la humanidad
El excomandante de una de las cárceles más brutales de presos políticos de la epoca comunista en Rumanía, Alexandru Visinescu, culpó el miércoles a la administración penitenciaria para rechazar las acusaciones de crímenes contra la humanidad.
Acusado de instaurar un “régimen de exterminio” en el centro penitenciario de Ramnicu Sarat, al sureste del país balcánico, entre 1956 y hasta su cierre en 1963, Visinescu señaló que “no es cierto lo que se ha contado” sobre él.
El antiguo director de la prisión, de 89 años, precisó además que declarará en la próxima sesión del juicio, que se celebrará el 19 de noviembre.
Durante el proceso, que se inició el pasado 24 de septiembre, la fiscalía relató que la falta de de cuidados médicos y la degradación de la salud de los prisioneros através de una mala alimentación, celdas gélidas y palizas causaron la muerte de al menos 14 muertos.
Visinescu, que se enfrenta a cadena perpetua, había afirmado a los medios que sólo obedecía órdenes.
Antes de terminar la sesión, la esposa de un antiguo detenido político del penitenciario declaró que su marido entró a la prisión con 82 kilogramos y salió con tan sólo 30.
“Fue condenado a 25 años de cárcel por formar un grupo de resistencia contra el régimen comunista”, lamentó Nicoleta Eremia.
Antes, había relatado un testigo cercano a Visinescu que no se pasó hambre en la prisión de Ramnicu Sarat.
“Los detenidos políticos sufrían condiciones más estrictas. Se encarcelaban en celdas pequeñas, pero salían a pasear todos los días unos 20 minutos. ¿Cómo hambrientos? Ni siquiera yo tenía comida suficiente. Les daban un té con mermelada cada mañana y sopa al mediodía”, contó Constantin Cismisiu, un exinspector de prisiones durante el régimen.
Se trata del primer acusado de crímenes contra la humanidad desde que el dictador Nicolae Ceausescu y su esposa Elena fueran ejecutados el día de Navidad de 1989.
Se estima que entre 150.000 y 200.000 personas fueron encarceladas en Rumanía por motivos políticos durante la dictadura comunista entre 1945 y 1989, según el Instituto de Investigación contra los Crímenes del Comunismo.