Sari direct la conținut

Historias de pastores: la trashumancia en Rumania

HotNews.ro
Munte, padure, natura, Foto: USER UPLOADED
Munte, padure, natura, Foto: USER UPLOADED

Periódicamente, en el telediario, las noticias nos muestran simpáticas imágenes de rebaños de ovejas cruzando grandes ciudades, ocupando mansamente el espacio de los coches, ante la mirada risueña de los transeúntes, y dejando una huella de bolitas negras y olor a campo sobre el asfalto. Son los estertores de la trashumancia, un acontecimiento milenario y universal que, aunque en decadencia por el abandono rural y el acoso de la modernización del campo, se resiste a desaparecer, cuenta Carlos Basté en su blog Bucarestinos.

España tiene muchas cañadas por donde todavía transitan rebaños en busca de herbaje, acompañados de un adusto pastor y sus perros, que le ayudan en la tarea de controlar el ganado y evitar el ataque de lobos y algún oso despistado. Europa asiste al mismo tránsito en otros países, pues es el continente que más se ha empeñado en estudiar y conservar esta ancestral costumbre.

Por fortuna, España y Rumanía todavía comparten esta vieja tradición. La trashumancia se realiza para aprovechar al máximo la productividad de forraje de los campos, en lugares y momentos del año diferentes. De este modo, la trashumancia es un movimiento estacional y pendular de rebaños, normalmente entre los valles, donde permanecen los animales en invierno, y los montes, donde pastan en verano. En Europa se concentra en los sistemas montañosos y, en Rumania, tiene en los Cárpatos su principal escenario.

Siga leyendo el texto.

ARHIVĂ COMENTARII
INTERVIURILE HotNews.ro